miércoles, 22 de abril de 2009

Concepciones básicas a partir de “El método de análisis en las ciencias del hombre” de Renaud Santerre

A la hora de delimitar un objeto de estudio se deben fundar los datos básicos sobre este y la naturaleza de las nociones que se tomarán en cuenta. Es precisamente eso lo que hace Ferdinand de Saussure cuando inaugura lo que hoy conocemos como el estudio de la lingüística. Son estos datos o primeras bases del constructo final las que estabilizan el objeto estudiado y sin las cuales todo se vuelva arbitrario, tambaleante y plagado de incertidumbre.

De esta manera es que el legado de Ferdinand de Saussure de establecer el estudio de un objeto (en su caso el lenguaje) desde un punto de vista previamente fijado es una herencia metodológica que se materializa en el estructuralismo en el área de la antropología.

Partiendo con que “la lingüística posee una importancia estratégica para la metodología de la ciencia social” (Sapir, 1929 citado en Santerre 1966, p. 29), se entiende una clara inquietud por parte de las ciencias sociales de lograr delimitar y crear fronteras de lo que se pretende estudiar. Se encuentra en el estudio de la antropología en particular un claro afán metodológico heredado del método propuesto por de Saussure, encontrándose analogías claras entre el método establecido por él y el adoptado luego por Lévi-Strauss en la antropología.

Según Renaud Santerre (1966), como influencia directa de Ferdinand de Saussure
en la metodología empleada por Lévi-Strauss nos encontramos frente a la distinción entre diacronía y sincronía y la distinción entre lengua y habla, esencial a la hora de entender la metodología en los estudios antropológicos. Es en la delimitación entre lengua y habla en donde se encuentra un paralelo clave y preciso de explicar a la hora de entender las distinciones que hace Lévi-Strauss de dos aspectos que se complementan en los fenómenos sociales. En primer lugar, se encuentra “uno tributario de un método estructural, explicativo, y el otro de un método más descriptivo, estadístico” (Santerre 1966, p. 33), lo que se muestra de manera análoga en el propio pensamiento de Lévi-Strauss con respecto a la metodología de de Saussure: “Al distinguir entre la lengua y el habla, de Saussure ha mostrado que el lenguaje ofrecía dos aspectos complementarios: uno estructural, el otro estadístico” (Lévi-Strauss. 1968 p. 15 citado en Santerre 1966, p. 33).


De esta manera, se encuentra delimitado para el estudio de la etnología lo que para los lingüistas es la lengua, “sin descuidar por ello el aspecto habla que da acceso a ella” (Santerre 1966, p. 33). Esta metodología inspirada en de Saussure se materializa en el estudio de mitos por parte de Lévi-Strauss. En donde cualquier mito puede ser objeto de estudio, pues lo que se busca encontrar es la estructura que está detrás de aquellos mitos particulares: “[e]l conjunto de mitos de una población pertenece al orden del discurso” (Santerre 1966, p. 33). De esto el autor desprende que para Lévi-Strauss es “como si los diversos mitos estudiados no fueran más que realizaciones particulares, parciales y momentáneas, de un mito global, de un esquema mítico general que constituiría la lengua de los múltiples discursos representados por los mitos propios de las distintas sociedades”. (Santerre 1966, p. 33).

Esta relación y lazos conectores entre los mitos, plantea la interrogante sobre el “metasistema” (Santerre 1966, 34) que se encuentra detrás. Esta búsqueda es esencial a la hora de entender la metodología estructuralista que se encuentra en la antropología. Así, se emprende la búsqueda de “[una] estructura mítica de la que cada mito particular constituye una simple realización concreta, una variante” (Santerre 1966, p. 34).

Se encuentra claramente en la diferenciación propuesta por Lévi Strauss en los estudios etnológicos, una clara “distinción entre el orden de la lengua y el habla, así como la voluntad de recurrir a las manifestaciones múltiples y diversas del último para descubrir la estructura de la primera” (Santerre 1966, p. 34). Esta influencia clara de los estudios lingüísticos en los antropológicos y su estructura, se manifiesta a través de la definición de conceptos clave que definen las prácticas que se llevaran a cabo. De esta manera, se alentaría el estudio de la lengua por sobre el del habla, que no sería más que una mera entrada hacia la comprensión de la estructura en el mito, siendo el habla las manifestaciones particulares y variadas de los mitos.


Desde la perspectiva saussereana de lengua, Santerre designa ciertos equivalentes aplicados a la antropología. En primer lugar, la noción de signo se identifica con la concepción antropológica de que existe una “idea de representación exterior a las conciencias individuales” (Santerre 1966, p. 36). Desde la idea de conciencia colectiva en la lengua, se desprende lo que Santerre llama el “inconciente colectivo” (Santerre 1966, p. 36). En tercer lugar, desde el concepto de coerción de la lengua saca las relaciones necesarias para que se enlacen el acontecimiento y la estructura del mito.


De esta manera, Lévi-Strauss intenta ir un paso más allá del estructuralismo saussereano, “no solo probando que en el parentesco y en la mitología existen sistemas análogos al de la lengua, sino también demostrando cómo operan, a través de una detallada descripción de su funcionamiento. La prolonga asimismo cuando trata de sentar las bases de esa ciencia de los signos cuya necesidad fue entrevista por el genio precursor de Saussure” (Santerre 1966, p. 36).


El método estructuralista empleado por Lévi-Strauss, se afirma dentro de la pretensión de asimilarse a las llamadas ciencias duras o las ciencias físicas. Encontrando de esta manera los “hechos elementales” (Santerre 1966, p. 37) de la realidad social, algo así como “átomos sociales”, de carácter irreductible (Santerre 1966, p. 37), para poder dar forma a un constructo sistemático, de elementos interrelacionados, previsible y capaz explicar los hechos que se presentan al observador. (Santerre 1966, p. 38)


Este modelo construido a base de hipótesis y concepciones iniciales, da la posibilidad de adentrarse en “el descubrimiento de leyes generales lógicamente deducidas”. (Santerre 1966, p. 38). De esta manera, el constructo estructuralista le presenta una oportunidad a la antropología de generar un sistema coherente y encauzado hacia un fin, un instrumento metodológico capaz de dar acceso a nuevos descubrimientos.

Desde esta estructura metodológica se desprenden dos procesos fundamentales. En primer lugar, una fase puramente descriptiva de un número más o menos amplio de hechos. En el caso de Levi-Strauss leyendas, mitos y cuentos. Esta tarea de carácter más historiográfico está seguida por una labor de mayor abstracción, más teórica. Aquí la metodología estructuralista se enfrenta a la construcción de castillos lógicos, cuyos ladrillos serían las variantes, los casos particulares. Esta parte más matemática y de análisis presenta el fenómeno de generalización necesario para lograr la construcción de la estructura. El autor identifica las generalizaciones de la antropología, en especial de Lévi-Strauss con la siguiente frase: “de la estructura a la cultura, de la cultura al espíritu humano y de este último a la naturaleza” (Santerre 1966, p. 42).

Es así como el estructuralismo en la antropología establece un punto de partida para su estudio, desde el cual, tomando lo más concreto se intenta llegar a concepciones abstractas, todas construidas a partir de las concepciones aceptadas en un principio. Esta coherencia interna propia del estructuralismo es entendida desde la idea de un constructo de conceptos, desde el cual se edifica una teoría, una abstracción de la realidad particular.

Estas nociones básicas expuestas a manera de introducción son elementales para entender el proceso metodológico estructuralista de la antropología y los estudios de Lévi-Strauss sobre el mito, que serán expuestos luego con mayor detalle.


Bibliografía: Renaud Santerre (1966), “El método de análisis en las ciencias del hombre” en Introducción al estructuralismo de José Sazbón. Buenos Aires:Nueva Visión.

Leví-Strauss y la lingüística, método y analogías (primera parte)


En el segundo capitulo del libro Antropología Estructural de Lévi-Strauss (1945) llamado “Análisis Estructural en Lingüística y Antropología”. Plantea que la lingüística es parte de las ciencias sociales, pero que no es una ciencia cualquiera, ya que ésta ha realizado mayores progresos, ha formulado el método positivo y ha conocido la naturaleza de los hechos. Lévi-Strauss (1945) deduce que es por esto que los psicólogos, sociólogos y etnólogos, se han acercado a la lingüística moderna para aprender la ruta que se luce al conocimiento de los hechos sociales. Luego considera que la estrecha analogía de método que existe entre las disciplinas de la lingüística y la sociología, les impone un particular deber de colaboración. Resume esa ayuda en estas palabras:


El lingüista proporciona al sociólogo etimologías que permiten establecer, entre ciertos términos de parentesco, lazos no perceptibles de manera inmediata. El sociólogo inversamente, puede hacer conocer al lingüista costumbres, reglas positivas y prohibiciones que permiten comprender la persistencia de ciertos rasgos del lenguaje o la inestabilidad de términos o de grupos de términos (p.1).


Levi-Strauss (1945) considera que estas dos ciencias están ligadas y que aún cuando estas sigan vías distintas e independientes y se detengan ocasionalmente a conocer adelantes, se debe formalizar y sostener la ayuda reciproca de ambas.

Más tarde en su discurso, introduce a la fonología como la ciencia renovadora de las perspectivas lingüísticas. Sobre todo el aporte de Trubetzkoy (1933) de reducir el método en 4 pasos fundamentales:


En primer lugar, la fonología pasa del estudio de los fenómenos lingüísticos “conscientes” al de su estructura “inconsciente” rehúsa tratar los “términos” como entidades independientes, y toma como base de su análisis, por el contrario, las “relaciones” entre los términos; introduce la noción de “sistema”: “la fonología actual no se limita a declarar que los fonemas son siempre miembros de un sistema; ella “muestra” sistemas fonológicos concretos y pone en evidencia su estructura; en fin, busca descubrir “leyes generales” ya sea que las encuentre por inducción o bien “deduciéndolas lógicamente”, lo cual les otorga un carácter absoluto. (Trubetzkoy, 1933 p.243).


Según Levi-Strauss (1945) la formulación de Trubetzkoy (1933) permiten a las ciencias sociales formular las relaciones necesarias, por lo que no debe haber solo una cooperación ocasional entre lingüistas y sociólogos, por el contrario, en el estudio de los problemas de parentesco el sociólogo se ve al igual que el fonólogo, según el autor los términos de parentesco, al igual que los fonemas son elementos de significación y adquieren esta solo al integrarse a un sistema; los sistemas fonológicos y de parentesco en sociedades de regiones lejanas unas de las otras, permiten creer que hay leyes generales que actúan ocultas al estudio del sociólogo. Resulta de lo anterior que, “en otro orden de realidad”, los fenómenos de parentesco son fenómenos “del mismo tipo” que los fenómenos lingüísticos, y que usando un método análogo, en la forma, al fonológico se podría llegar a resultados que signifiquen un real progreso de las ciencias sociales. Sin embargo para Levi-Strauss (1945) una dificultad obstruye la adaptación del método fonológico al de los estudios sociológicos, esta se da en que la analogía superficial entre ambos sistemas, fonológicos y de parentesco, es tan grande que incita a seguir una pista falsa, la cual para el autor será la asimilación de los términos de parentesco a los fonemas del lenguaje, desde el punto de vista de su tratamiento formal. El lingüista al buscar una ley estructural, analiza los fonemas en elementos diferenciales que son organizados en pares de oposiciones, por lo que el sociólogo puede, erróneamente, disociar los términos de parentesco de un sistema, siguiendo el método análogo, en otras palabras, el sociólogo buscaría en el plano microsociologico las leyes estructurales generales, como el lingüista en el plano infrafonemico. Levi-Strauss (1945) plantea del método anterior una triple objeción: el análisis científico debe ser real, simplificador, y explicativo. Como ejemplo el autor nombra los estudios de Davis y Werner (1935) donde los sistemas obtenidos son infinitamente mas complicados y difíciles de de interpretar que los datos de la experiencia (p5). El fracaso seria por un seguimiento demasiado literal del método del lingüista, mas no quiere decir que se deba renunciar a buscar el orden y significación de la nomenclatura de parentesco (p6).


El autor (1945), por los problemas anteriormente mencionados, propone el uso del método análogo donde este presente una forma simple, y toma el caso de los “sistemas de actitudes”. Cabe mencionar respecto de lo anterior que un sistema de parentesco apuntaría a dos ordenes distintos: uno que expresa, a través de términos, los tipos de relaciones familiares (una suerte de vocabulario) llamado “sistema de denominaciones”, y un segundo que apunta a las diversas conductas que derivan de los distintos niveles de parentesco, “sistema de actitudes”. Es en este ultimo donde se aplicaría la analogía, ya que de el sistema de actitudes dependería la cohesión y equilibrio de un grupo social, mas no se comprende la naturaleza de las conexiones existentes entre diversas actitudes ni su necesidad, en otros términos y como en el caso del lenguaje, conocemos la función pero nos falta el sistema (p6).


Bibliografía:

Levi-Strauss, 1945. El análisis estructural en lingüística y antropología, Antropología Estructural, trad. por E. Verón. Buenos Aires EUDEBA c1968.

Mitología desde los ojos de Leví-Strauss


Al definir mito, es posible advertir el carácter dual de éste al, por ejemplo, identificar la sucesión de acontecimientos que no se presentan con ninguna regla de continuidad lógica, al mismo tiempo que la repetición de caracteres y detalles se hace presente. Esto no solo en mitos clásicos del mundo occidental sino que en diversos mitos de todas partes del mundo.

Para estudiar el mito, ha de enfrentarse de la misma forma que se estudia el lenguaje, es decir, la significación de la lengua desde el deslindamiento del carácter significativo del sonoro. (Lévi-Strauss, 1968)

Para poder establecer los caracteres específicos del pensamiento mítico es necesario establecer que este está en el lenguaje y al mismo tiempo más allá de él (Lévi-Strauss, 1968). En este punto se plantea la idea de presentar un tercer nivel, ya que Saussure delimita sólo dos (la lengua y el habla). El mito posee una doble estructura en el sistema temporal, ya que se refiere a sucesos del pasado, pero también forma una estructura permanente, es decir del presente y futuro. Podemos apreciar entonces, que el mito pertenece al habla y a la lengua, pero posee además un tercer nivel de configuración de naturaleza lingüística (Lévi-Strauss, 1968).

El mito posee un sentido que depende de los elementos combinados, presenta propiedades específicas, ya que pertenece al lenguaje, y estas propiedades son de naturaleza compleja, estas tienen “[…] la relación que los semantemas guardan con los morfemas y que estos guardan con los fonemas” (Lévi-Strauss, 1968, p. 191). Los elementos propios del mito presentan un alto grado de complejidad, siendo los más complejos, y los llamaremos “unidades constitutivas mayores” o “mitemas”.

Para reconocer los mitemas es necesaria una base para análisis de sus estructuras de todas sus formas, es decir un método estructuralista, como el de los lingüistas, ya que el objeto de estudio pertenece al lenguaje. Este consiste primeramente en aislar las unidades constitutivas mayores y ponerlas en relación (como en un paradigma), siempre ubicándolo en el tiempo mítico (sincrónico y diacrónico), reuniendo las propiedades de la lengua y el habla. Con esto se ve que son realmente “haces de relaciones” (Lévi-Strauss, 1968, p. 191).

Este método tiene por finalidad explicar el funcionamiento del mito y de sus partes en relación a la totalidad de este en las dimensiones expuestas anteriormente. Este se genera por medio de un sistema que establece un haz de relaciones, teniendo todos los elementos significativos un rasgo común que se intenta descubrir. Lo que este método intenta producir es una relación pero en un significado inverso (un sistema de referencia de multidimensionales) (Lévi-Strauss, 1968).

Esto se define reordenando, en modo de ensayo, todos los mitemas que posean el contexto que se esta considerando, ya que “[...] el mito se organiza de tal manera que se constituye por sí mismo como un contexto” (Lévi-Strauss, 1968, p. 195). El método estructuralista evita una excesiva diversificación de interpretaciones, pues pretende emprender la búsqueda de una versión más autentica sobre el mito, de acuerdo a un paradigma en particular.

Cada mito se define por el conjunto de todas las versiones existentes, pues “[...] el mito sigue siendo mito mientras se lo perciba como tal” (Lévi-Strauss, 1968, p.197), pero no por eso deja fuera las diversas versiones del mismo que puedan, eventualmente aparecer. Se observa que el mito posee diversas variantes para ser analizado estructuralmente, por lo que consideran todas por igual al ser todas igualmente relevantes al análisis (Lévi-Strauss, 1968). Se puede apreciar que todas las relaciones poseen diferentes variantes, es decir, dimensiones en la cual es posible realizar el análisis y todas estas a su vez son propias del mito. No existe una versión verdadera sino que “todas las versiones pertenecen al mito” (Lévi-Strauss, 1968, p. 198).

Es así entonces, como se nutre el estudio de un mito: del estudio paradigmático que pueda hacerse de un similar y las relaciones que de este se puedan realizar para con el primero. Este método sirve de herramienta, de “instrumento lógico destinado a operar una mediación entre la vida y la muerte” (Lévi-Strauss, 1968, p.200), para identificar en un estudio sincrónico, las relaciones que puedan realizarse con las entidades expuestas en un relato.

Si este método de análisis estructural se aplica sistemáticamente se ha de conseguir ordenar todas las variantes conocidas de un mito en una serie que forma una especie de grupo de permutaciones entre elementos comunes entre culturas:

“. . .El personaje del trampero, en mitología americana, ha constituido un enigma durante un largo tiempo ¿Cómo explicar que en la casi totalidad de América del Norte este papel corresponda al coyote o al cuervo? [...]
[...]Los consumidores de carroña son como depredadores, consumen alimento animal, pero también como los productores de alimento vegetal, no matan lo que comen. Los pueblos, para quienes la vida agrícola es más significativo que la caza, formulan el mismo razonamiento de un modo algo distinto...” (Lévi-Strauss, 1968, p.205-206).
De este razonamiento se puede deducir el carácter antropológico del estudio sistemático y estructural del mito.

El valor significativo de un elemento lo determina su situación en función del relato total (de la significación depositada de dicho elemento por sus características sensibles y relacionables con elementos extra terrenales) (Lévi-Strauss, 1968). De este modo, el estudio antropológico se nutre a partir del estudio del relato mítico, tanto en su aspecto y valoración “literaria” como representación de un testimonio sobre una concepción de mundo desde una tradición determinada.

He aquí el valor que se le puede dar al plantemiento teórico de Leví-Strauss (1968), al plantear un modelo que media entre la investigacion científica y el cómo abordar un testimonio que es reflejo de una visión de mundo y no carente de carga histórica y emocional (al considerar el carácter religioso que posee). Es en el estudio antropológico, en donde se puede cuantificar, de cierto modo, un aspecto etéreo pero no lejos de la realidad de una tradición.


Referencia:
Lévi-Strauss, C. (1968). La estructura de los Mitos. En C. Lévi-Strauss, Antropología Estructural (págs. 186-211). Buenos Aires: EUDEBA.

FELIZ DIA DE LA TIERRA!!!



Es un poco increíble que recién en 1970 se haya considerado UN día para dedicarlo a la Tierra.
Esperamos de todo corazón este día sea de reflexión en torno a problemas que afectan a nuestro hogar...y si lo hacemos antropológico-estructuralmente ¡mejor!



¿Qué dirige la naturaleza humana? ¿Cómo se relaciona la cultura con la conducta de una persona en la sociedad?

Desde un punto de vista muy básico, podemos entender mejor un sistema social si se entiende como un todo. Escencialmente, esto es lo que hacen los estudios de estructuralismo de
una perspectiva antropológica.


La cultura entrega una visión de mundo a la persona que vive y está inserta en ella. Los humanos pueden recibir el mundo a través de una perspectiva de reglas o como una fórmula de conductas que son propias o impropias y sostenidas por cada cultura, no necesitan hacer su propio punta de vista del mundo, porque la sociedad en que viven ya permite y restringe uno.


De acuerdo con lo anterior, lo que más influye la conducta humana son los esquemas de reglas que cada cultura posee, incluso influye en las conductas de una persona frente a situaciones especificas.

Para describir como una persona percibe o relata el mundo, primero se necesita establecer un método de estudio. Una manera muy efectiva es mediante un sistema de lenguaje. Una dificultad para entender como una persona percibe y comprende el mundo por el método del lenguaje, es mantener el sentido en la traducción del lenguaje.

Un modelo de estructuralismo antropológico sirve para determinar y explicar como un individuo actúa y refiere el mundo, para lograr esto, primero es necesario considerar cada parte de la mente antes de entender la estructura general de esta. El padre de este género es Lévi-Strauss, quien definió el modelo a partir del funcionamiento inconciente del pensamiento para las personas. Aunque los pensamientos son “clandestinos”, dirigen el proceso mental. Según él, el proceso intelectual es debido a los signos lingüísticos y sus significados que los miembros de la sociedad producen, mantienen y elaboran para manejar las acciones sociales.

La estructura de la mente no es fácil de observar, y la mejor manera es mediante el lenguaje,
según Lévi-Strauss. Argumenta que la única manera de estudiar la conducta social humana es a través de la ciencia de las relaciones (77) y reducir cada tipo de comunicación para relacionarlo a las otras partes de la estructura mental. Por que no hay ningún sistema social que pueda ser entendido como un sistema único, es necesario verlo considerando los diversos constituyentes de éste, como las palabras, sonidos, objetos y personas que se encuentran en el sistema.


Declara también que la mente y la naturaleza de los humanos tienen la misma estructura.(82) Así que se puede entender como funciona la naturaleza humana por la relación de las partes en el mismo sistema.
Scheffler, H.W. (1966). Structuralism in Anthropology. Yael French Studies, No. 36/37, p.66-88. Yael University Pressbueno.

Primera parada: LA NOCIÓN DE ESTRUCTURA

Para Leví-Strauss (1987), es conveniente que el estudio de la etnología, disciplina de la antropología que tiene por objeto de estudio las costumbres y las tradiciones 
de comunidades dadas, un análisis estructural. Por estructura social, el autor comprende a aquellos modelos formales construidos a partir de la realidad empírica, que dan cuenta de un método de análisis el cual se sirve de otras disciplinas para explicar una vasta gama de fenómenos sociales. (Leví-Strauss, 1987)



Los modelos que son el objeto del análisis estructural, cumplen cuatro requisitos fundamentales, según Leví-Strauss (1987). En primer lugar, son una estructura que presenta el carácter de estructura; es decir, se constituye por elementos tales que una modificación cualquiera en un
o de ellos entraña una modificación en todos los demás. Como segundo requisito está el carácter de subconjunto que se le atribuye al modelo, pues éste se circunscribe en modelo mayor, compartiendo con éste la misma naturaleza de sus transformaciones. Como consecuencia de lo anterior, el conocimiento del modelo general permite la predicción en el modelo particular. Como cuarta característica se afirma la necesidad de generalidad y validez del modelo; es decir, que agote y dé cuenta de todos los hechos observados de manera sistemática.


El estudio de la estructura, de esta manera, se realiza en dos etapas 
subsecuentes; a saber la observación y la experimentación. En primera
 instancia se pretende realizar una descripción densa de los hechos en sí, sin prejuicios teóricos, para luego proceder a la experimentación, en donde los hechos se estudian en relación a las circunstancias globales de su aparición. (Leví-Strauss, 1987)

Pero, ¿cuáles son los hechos que la antropología estructuralista observa?

En relación al objeto de estudio de la disciplina, Leví-Strauss (1987) ofrece una serie de distinciones. En primer lugar, existen modelos mecánicos, caracterizados por perpetuar la estructura por medio de su cristalización en la cultura a modo de normas sociales. Además de existir modelos estadísticos, cuyos elementos son independientes de sus combinaciones y permanecen idénticos a través de un período de tiempo suficientemente largo, los cuales son el soporte de creencias y prácticas de la comunidad, pero no son tematizados conscientemente por los sujetos.

Otro par de distinciones observa la característica de medida que permite la estructura. Sin embargo, por tener la etnología un enfoque cualitativo, se centra más el análisis de los fenómenos social desde los atributos reconocidos en la comunidad. Además, este método estudio permite la comensurabilidad –un estudio comparativo- como también un estudio de un solo caso en profundidad, opción preferida por el autor.
A menudo en antropología, espacio y tiempo son utilizados como un marco de referencia para el estudio de estructuras sociales, en donde se plantea una relación de la configuración espacial y temporal, con la estructura social subyacente; sin embargo, no son entendidos en el sentido biológico-convencional, sino más bien como una abstracción formal que permite la conmesurabilidad con otros modelos. En palabras de Leví-Strauss (1987) “los fenómenos sincrónicos ofrecen con todo una relativa homogeneidad, lo cual los hace más fáciles de estudiar que los fenómenos diacrónicos”. (p. 312) De esta manera, espacio y tiempo permiten comprender el significado de cultura que propone Leví-Strauss (1987): es “[el que] se emplea para reagrupar un conjunto de variaciones significativas cuyos límites, según prueba la experiencia, coinciden aproximadamente” (p. 317)

Para el etnólogo, la sociedad comprende un conjunto de estructuras que corresponden a diversos tipos de órdenes. El sistema de parentesco ofrece un medio de ordenar a los individuos según ciertas reglas, y es el análisis estructural por antonomasia que se desarrolla en antropología. Para el autor de estas líneas, “los sistemas de parentesco, las reglas matrimoniales y de filiación, forman un conjunto coordenado cuya función consiste en asegurar la permanencia del grupo social entrecruzando, a modo de un tejido, las relaciones consanguíneas y las relaciones fundadas en la alianza”. (Leví-Strauss, 1987, p. 334) Sin embargo, aunque este mecanismo permitiese mantener estática la estructura social, es necesario advertir que una estructura social jamás se reduce a un sistema de parentesco. (Leví-Strauss, 1987).

Sin embargo, existen dos tipos de órdenes; los órdenes vívidos y los órdenes concebidos. Los órdenes vívidos son aquellos que son a su vez función de una realidad objetiva y que cabe abordar desde fuera, con independencia de la representación que los hombres tengan de ella –el parentesco-. Por otra parte, los órdenes concebidos no corresponden a una realidad objetiva por lo que no son posibles de someter a comprobación experimental, pero son esenciales para que la sociedad integre los órdenes vívidos en una totalidad ordenada; éstos corresponden al campo del mito y la religión. (Leví-Strauss, 1985).


Referencias:
Leví-Strauss, C. (1987) Noción de estructura. En Leví-Strauss, Antropología estructural (1a ed., pp.299-337) España: Paidós.

miércoles, 1 de abril de 2009

empieza el viaje...


Desde este momento damos por iniciado el blog titulado "Tristes Trópicos". !!!!


Claude Leví-Strauss (autor de la obra Tristes tropiques, "Tristes Trópicos" en español), fué un filósofo belga nacido a principios del siglo XX que realizó importantes trabajos etnográficos que posteriormente iluminaron estudios científicos relativos al estudio humanista tales como la Antropología, Sociología y otras ciencias sociales, en una época en donde el desarrollo de tales estudios, distaba mucho de ser un trabajo sistemático y ...estructurado.


La obra "Tristes Trópicos" nace en 1955 a partir de los estudios realizados por Leví-Strauss durante su estadiá en Brasil (específicamente a las comunidades indígenas del Mato Grosso) en los años 1935 y 1939. En este trabajo se plasma, desde la metodología Estructuralista, el análisis etnográfico realizado a dichos grupos humanos.


Adoptamos el nombre de Tristes Trópicos para llamar a nuesro blog el que pretende ser -al igual como lo fue de cierto modo para Leví-Strauss - espacio para dejar testimonio y servir de bitácora sobre nuestra "expedición" por este "viaje" que es descubrir en qué consiste y cómo opera el Estructuralismo para la Antropología.


Desde ya, los invitamos a compartir sus impresiones y aportes!!!
El sabio no es el hombre que da respuestas verdaderas;
es el que plantea las verdaderas preguntas.”
(Claude Lévi-Strauss)

Esperamos les guste mucho.