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miércoles, 22 de abril de 2009

Leví-Strauss y la lingüística, método y analogías (primera parte)


En el segundo capitulo del libro Antropología Estructural de Lévi-Strauss (1945) llamado “Análisis Estructural en Lingüística y Antropología”. Plantea que la lingüística es parte de las ciencias sociales, pero que no es una ciencia cualquiera, ya que ésta ha realizado mayores progresos, ha formulado el método positivo y ha conocido la naturaleza de los hechos. Lévi-Strauss (1945) deduce que es por esto que los psicólogos, sociólogos y etnólogos, se han acercado a la lingüística moderna para aprender la ruta que se luce al conocimiento de los hechos sociales. Luego considera que la estrecha analogía de método que existe entre las disciplinas de la lingüística y la sociología, les impone un particular deber de colaboración. Resume esa ayuda en estas palabras:


El lingüista proporciona al sociólogo etimologías que permiten establecer, entre ciertos términos de parentesco, lazos no perceptibles de manera inmediata. El sociólogo inversamente, puede hacer conocer al lingüista costumbres, reglas positivas y prohibiciones que permiten comprender la persistencia de ciertos rasgos del lenguaje o la inestabilidad de términos o de grupos de términos (p.1).


Levi-Strauss (1945) considera que estas dos ciencias están ligadas y que aún cuando estas sigan vías distintas e independientes y se detengan ocasionalmente a conocer adelantes, se debe formalizar y sostener la ayuda reciproca de ambas.

Más tarde en su discurso, introduce a la fonología como la ciencia renovadora de las perspectivas lingüísticas. Sobre todo el aporte de Trubetzkoy (1933) de reducir el método en 4 pasos fundamentales:


En primer lugar, la fonología pasa del estudio de los fenómenos lingüísticos “conscientes” al de su estructura “inconsciente” rehúsa tratar los “términos” como entidades independientes, y toma como base de su análisis, por el contrario, las “relaciones” entre los términos; introduce la noción de “sistema”: “la fonología actual no se limita a declarar que los fonemas son siempre miembros de un sistema; ella “muestra” sistemas fonológicos concretos y pone en evidencia su estructura; en fin, busca descubrir “leyes generales” ya sea que las encuentre por inducción o bien “deduciéndolas lógicamente”, lo cual les otorga un carácter absoluto. (Trubetzkoy, 1933 p.243).


Según Levi-Strauss (1945) la formulación de Trubetzkoy (1933) permiten a las ciencias sociales formular las relaciones necesarias, por lo que no debe haber solo una cooperación ocasional entre lingüistas y sociólogos, por el contrario, en el estudio de los problemas de parentesco el sociólogo se ve al igual que el fonólogo, según el autor los términos de parentesco, al igual que los fonemas son elementos de significación y adquieren esta solo al integrarse a un sistema; los sistemas fonológicos y de parentesco en sociedades de regiones lejanas unas de las otras, permiten creer que hay leyes generales que actúan ocultas al estudio del sociólogo. Resulta de lo anterior que, “en otro orden de realidad”, los fenómenos de parentesco son fenómenos “del mismo tipo” que los fenómenos lingüísticos, y que usando un método análogo, en la forma, al fonológico se podría llegar a resultados que signifiquen un real progreso de las ciencias sociales. Sin embargo para Levi-Strauss (1945) una dificultad obstruye la adaptación del método fonológico al de los estudios sociológicos, esta se da en que la analogía superficial entre ambos sistemas, fonológicos y de parentesco, es tan grande que incita a seguir una pista falsa, la cual para el autor será la asimilación de los términos de parentesco a los fonemas del lenguaje, desde el punto de vista de su tratamiento formal. El lingüista al buscar una ley estructural, analiza los fonemas en elementos diferenciales que son organizados en pares de oposiciones, por lo que el sociólogo puede, erróneamente, disociar los términos de parentesco de un sistema, siguiendo el método análogo, en otras palabras, el sociólogo buscaría en el plano microsociologico las leyes estructurales generales, como el lingüista en el plano infrafonemico. Levi-Strauss (1945) plantea del método anterior una triple objeción: el análisis científico debe ser real, simplificador, y explicativo. Como ejemplo el autor nombra los estudios de Davis y Werner (1935) donde los sistemas obtenidos son infinitamente mas complicados y difíciles de de interpretar que los datos de la experiencia (p5). El fracaso seria por un seguimiento demasiado literal del método del lingüista, mas no quiere decir que se deba renunciar a buscar el orden y significación de la nomenclatura de parentesco (p6).


El autor (1945), por los problemas anteriormente mencionados, propone el uso del método análogo donde este presente una forma simple, y toma el caso de los “sistemas de actitudes”. Cabe mencionar respecto de lo anterior que un sistema de parentesco apuntaría a dos ordenes distintos: uno que expresa, a través de términos, los tipos de relaciones familiares (una suerte de vocabulario) llamado “sistema de denominaciones”, y un segundo que apunta a las diversas conductas que derivan de los distintos niveles de parentesco, “sistema de actitudes”. Es en este ultimo donde se aplicaría la analogía, ya que de el sistema de actitudes dependería la cohesión y equilibrio de un grupo social, mas no se comprende la naturaleza de las conexiones existentes entre diversas actitudes ni su necesidad, en otros términos y como en el caso del lenguaje, conocemos la función pero nos falta el sistema (p6).


Bibliografía:

Levi-Strauss, 1945. El análisis estructural en lingüística y antropología, Antropología Estructural, trad. por E. Verón. Buenos Aires EUDEBA c1968.

Mitología desde los ojos de Leví-Strauss


Al definir mito, es posible advertir el carácter dual de éste al, por ejemplo, identificar la sucesión de acontecimientos que no se presentan con ninguna regla de continuidad lógica, al mismo tiempo que la repetición de caracteres y detalles se hace presente. Esto no solo en mitos clásicos del mundo occidental sino que en diversos mitos de todas partes del mundo.

Para estudiar el mito, ha de enfrentarse de la misma forma que se estudia el lenguaje, es decir, la significación de la lengua desde el deslindamiento del carácter significativo del sonoro. (Lévi-Strauss, 1968)

Para poder establecer los caracteres específicos del pensamiento mítico es necesario establecer que este está en el lenguaje y al mismo tiempo más allá de él (Lévi-Strauss, 1968). En este punto se plantea la idea de presentar un tercer nivel, ya que Saussure delimita sólo dos (la lengua y el habla). El mito posee una doble estructura en el sistema temporal, ya que se refiere a sucesos del pasado, pero también forma una estructura permanente, es decir del presente y futuro. Podemos apreciar entonces, que el mito pertenece al habla y a la lengua, pero posee además un tercer nivel de configuración de naturaleza lingüística (Lévi-Strauss, 1968).

El mito posee un sentido que depende de los elementos combinados, presenta propiedades específicas, ya que pertenece al lenguaje, y estas propiedades son de naturaleza compleja, estas tienen “[…] la relación que los semantemas guardan con los morfemas y que estos guardan con los fonemas” (Lévi-Strauss, 1968, p. 191). Los elementos propios del mito presentan un alto grado de complejidad, siendo los más complejos, y los llamaremos “unidades constitutivas mayores” o “mitemas”.

Para reconocer los mitemas es necesaria una base para análisis de sus estructuras de todas sus formas, es decir un método estructuralista, como el de los lingüistas, ya que el objeto de estudio pertenece al lenguaje. Este consiste primeramente en aislar las unidades constitutivas mayores y ponerlas en relación (como en un paradigma), siempre ubicándolo en el tiempo mítico (sincrónico y diacrónico), reuniendo las propiedades de la lengua y el habla. Con esto se ve que son realmente “haces de relaciones” (Lévi-Strauss, 1968, p. 191).

Este método tiene por finalidad explicar el funcionamiento del mito y de sus partes en relación a la totalidad de este en las dimensiones expuestas anteriormente. Este se genera por medio de un sistema que establece un haz de relaciones, teniendo todos los elementos significativos un rasgo común que se intenta descubrir. Lo que este método intenta producir es una relación pero en un significado inverso (un sistema de referencia de multidimensionales) (Lévi-Strauss, 1968).

Esto se define reordenando, en modo de ensayo, todos los mitemas que posean el contexto que se esta considerando, ya que “[...] el mito se organiza de tal manera que se constituye por sí mismo como un contexto” (Lévi-Strauss, 1968, p. 195). El método estructuralista evita una excesiva diversificación de interpretaciones, pues pretende emprender la búsqueda de una versión más autentica sobre el mito, de acuerdo a un paradigma en particular.

Cada mito se define por el conjunto de todas las versiones existentes, pues “[...] el mito sigue siendo mito mientras se lo perciba como tal” (Lévi-Strauss, 1968, p.197), pero no por eso deja fuera las diversas versiones del mismo que puedan, eventualmente aparecer. Se observa que el mito posee diversas variantes para ser analizado estructuralmente, por lo que consideran todas por igual al ser todas igualmente relevantes al análisis (Lévi-Strauss, 1968). Se puede apreciar que todas las relaciones poseen diferentes variantes, es decir, dimensiones en la cual es posible realizar el análisis y todas estas a su vez son propias del mito. No existe una versión verdadera sino que “todas las versiones pertenecen al mito” (Lévi-Strauss, 1968, p. 198).

Es así entonces, como se nutre el estudio de un mito: del estudio paradigmático que pueda hacerse de un similar y las relaciones que de este se puedan realizar para con el primero. Este método sirve de herramienta, de “instrumento lógico destinado a operar una mediación entre la vida y la muerte” (Lévi-Strauss, 1968, p.200), para identificar en un estudio sincrónico, las relaciones que puedan realizarse con las entidades expuestas en un relato.

Si este método de análisis estructural se aplica sistemáticamente se ha de conseguir ordenar todas las variantes conocidas de un mito en una serie que forma una especie de grupo de permutaciones entre elementos comunes entre culturas:

“. . .El personaje del trampero, en mitología americana, ha constituido un enigma durante un largo tiempo ¿Cómo explicar que en la casi totalidad de América del Norte este papel corresponda al coyote o al cuervo? [...]
[...]Los consumidores de carroña son como depredadores, consumen alimento animal, pero también como los productores de alimento vegetal, no matan lo que comen. Los pueblos, para quienes la vida agrícola es más significativo que la caza, formulan el mismo razonamiento de un modo algo distinto...” (Lévi-Strauss, 1968, p.205-206).
De este razonamiento se puede deducir el carácter antropológico del estudio sistemático y estructural del mito.

El valor significativo de un elemento lo determina su situación en función del relato total (de la significación depositada de dicho elemento por sus características sensibles y relacionables con elementos extra terrenales) (Lévi-Strauss, 1968). De este modo, el estudio antropológico se nutre a partir del estudio del relato mítico, tanto en su aspecto y valoración “literaria” como representación de un testimonio sobre una concepción de mundo desde una tradición determinada.

He aquí el valor que se le puede dar al plantemiento teórico de Leví-Strauss (1968), al plantear un modelo que media entre la investigacion científica y el cómo abordar un testimonio que es reflejo de una visión de mundo y no carente de carga histórica y emocional (al considerar el carácter religioso que posee). Es en el estudio antropológico, en donde se puede cuantificar, de cierto modo, un aspecto etéreo pero no lejos de la realidad de una tradición.


Referencia:
Lévi-Strauss, C. (1968). La estructura de los Mitos. En C. Lévi-Strauss, Antropología Estructural (págs. 186-211). Buenos Aires: EUDEBA.

¿Qué dirige la naturaleza humana? ¿Cómo se relaciona la cultura con la conducta de una persona en la sociedad?

Desde un punto de vista muy básico, podemos entender mejor un sistema social si se entiende como un todo. Escencialmente, esto es lo que hacen los estudios de estructuralismo de
una perspectiva antropológica.


La cultura entrega una visión de mundo a la persona que vive y está inserta en ella. Los humanos pueden recibir el mundo a través de una perspectiva de reglas o como una fórmula de conductas que son propias o impropias y sostenidas por cada cultura, no necesitan hacer su propio punta de vista del mundo, porque la sociedad en que viven ya permite y restringe uno.


De acuerdo con lo anterior, lo que más influye la conducta humana son los esquemas de reglas que cada cultura posee, incluso influye en las conductas de una persona frente a situaciones especificas.

Para describir como una persona percibe o relata el mundo, primero se necesita establecer un método de estudio. Una manera muy efectiva es mediante un sistema de lenguaje. Una dificultad para entender como una persona percibe y comprende el mundo por el método del lenguaje, es mantener el sentido en la traducción del lenguaje.

Un modelo de estructuralismo antropológico sirve para determinar y explicar como un individuo actúa y refiere el mundo, para lograr esto, primero es necesario considerar cada parte de la mente antes de entender la estructura general de esta. El padre de este género es Lévi-Strauss, quien definió el modelo a partir del funcionamiento inconciente del pensamiento para las personas. Aunque los pensamientos son “clandestinos”, dirigen el proceso mental. Según él, el proceso intelectual es debido a los signos lingüísticos y sus significados que los miembros de la sociedad producen, mantienen y elaboran para manejar las acciones sociales.

La estructura de la mente no es fácil de observar, y la mejor manera es mediante el lenguaje,
según Lévi-Strauss. Argumenta que la única manera de estudiar la conducta social humana es a través de la ciencia de las relaciones (77) y reducir cada tipo de comunicación para relacionarlo a las otras partes de la estructura mental. Por que no hay ningún sistema social que pueda ser entendido como un sistema único, es necesario verlo considerando los diversos constituyentes de éste, como las palabras, sonidos, objetos y personas que se encuentran en el sistema.


Declara también que la mente y la naturaleza de los humanos tienen la misma estructura.(82) Así que se puede entender como funciona la naturaleza humana por la relación de las partes en el mismo sistema.
Scheffler, H.W. (1966). Structuralism in Anthropology. Yael French Studies, No. 36/37, p.66-88. Yael University Pressbueno.